Rúbrica para la evaluación del portafolios docente
Una adecuada reflexión pedagógica sobre las concepciones educativas, así como la práctica docente, debería servirnos para contextualizar la actividad profesional, aproximarnos a la docencia concreta del aula, y explorar la idoneidad de los procesos de aprendizaje y enseñanza que estamos promoviendo.
Son constantes las preguntas que sobre nuestro trabajo nos vamos haciendo en el día a día, la mayoría de las veces en el foro personal, y en ocasiones, las contestamos cuando las compartimos con nuestros colegas, o bien, cuando realizamos una EVALUACIÓN del proceso de APRENDIZAJE junto al alumnado: ¿qué objetivos y competencias son más importantes para el alumnado?, ¿cómo hacer que el alumnado aprenda mejor?, ¿qué es lo que realmente motiva al alumnado en cada momento?, ¿qué tareas son las más adecuadas para fomentar las competencias del alumnado?, ¿qué actividades son las adecuadas para evaluar lo que saben hacer?, ¿cómo inducirles a una reflexión personal para que sean conscientes de lo que van aprendiendo y dónde deben incidir para mejorar?, ¿qué hago bien para enseñar y en qué puedo mejorar?, ¿voy incorporando estrategias metodológicas acordes a las necesidades del alumnado?, ¿estoy promoviendo una educación innovadora para fomentar en el alumnado la innovación, creatividad y emprendimiento?, ¿el equilibrio entre el trabajo individual y en equipo es el adecuado?, etc etc.
Diseño, contenidos y organización curricular.
La reflexión pedagógica es inevitable cuando hacemos lectura del Diseño
Curricular del Area, y contrastamos con los contenidos que en su
concreción en el Proyecto Curricular del Ciclo estamos llevando a la
prática. ¿Son los contenidos un fin o un medio para el desarollo
competencial del alumnado?; ¿Dónde poner el acento en nuestra praxis y
evaluación?.
Metodología de Enseñanza y Aprendizaje-
Repensar el equilibrio en cada caso del binomio aprendizaje-enseñanza
es una constante. No se trata de invertir todo el tiempo de que
disponemos en el día a día con exposiciones magistrales en la que nos
regocijamos de lo que sabemos, sino realizar las suficientes propuestas y
escenarios para que el alumnado pueda aprender. ¿Utilizamos una
metodología acorde al aprendizaje competencial del alumnado?. ¿Recogemos
algún tipo de evidencia que vaya más allá de lo que pueda suponer
contestar correctamente a un cuestionario y/o examen?. ¿Diseñamos los
procesos como se dan en la vida real-Resolución de Problemas, Proyectos,
análisis de casos, etc-, o simplificamos la realidad a nuestro antojo
para convertirla constantemente en un supuesto irreal?.
Evaluación-
Creo que la evaluación que hacemos se reduce en la mayor parte de los
casos a un examen en la que no valoramos otra cosa que los conocimientos
del alumnado, de su repositorio personal. Eso tiene un valor muy
relativo, y sobre todo, caduco con el tiempo. Si hacemos la prueba al
alumnado egresado de otros años, o simplemente, hiciéramos el mismo
examen un mes más tarde, podríamos comprobar que en muchas áreas si no
en todas, la mayoría del alumnado ya no las controla, por tanto, ¿es
adecuado basar mayoritariamente en la nota el registro de un examen?.
¿es lo que hay que hacer puesto que parece que la selectividad o la
inercia de hacer así las cosas, nos induce?. ¿Sirve para algo la
evaluación si solamente, en ocasiones, el feed back que transmitimos
al alumnado o las familias o los propios compañeros de equipo docente,
se reduce a un número que va del 0 al 10?¿Qué significado tiene para mi,
y para mi equipo docente, lo que se viene a llamar la evaluación
formativa?. ¿He aprendido algo de todo este enfoque con el transcurso
del tiempo?.¿qué hago bien en la evaluación y en qué aspectos podríamos
mejorar?.
La evaluación del proceso de enseñanza y
aprendizaje es en mi opinión el punto crítico de la enseñanza. No sólo
se pone al descubierto determinado rendimiento del alumnado, sino que
debemos ser copartícipes de los avances del alumnado, de su progresión
en mostrarse capaces de hacer más y mejor ciertas tareas, de hacer
balance de la proximidad y empatía que podemos tener con nuestro
alumnado, para que realmente nos consideren algo más que un enseñante,
un coaching que nos ayuda a crecer y madurar, que nos exige y que sabe
alentar y estimular al alumno y al grupo cuando se requiere, etc, etc.
Tiempo para la coordinación-
El portafolio debe ser un documento compartido, en parte, con los
compañeros y compañeras de equipo docente. Combinar la reflexión
personal y colectiva, puede ser una buena estrategia para que, en su
caso, reorientemos la reflexión personal.
El Cambio.
La reflexión nos ha de llevar, inevitablemente al cambio. Al igual que
los tiempos es de lo único que podemos estar seguros, por tanto, la
mejora continua requiere cambios continuos, pequeños, pero con la osadía
y ambición de poder mejorar, aunque en ocasiones ello comporte la
asunción de ciertos riesgos que a priori hemos de asumir.